Silencio
tras el torrente de versos.
Paréntesis de desidia
o quizá ocupación
en algo más práctico,
menos puro.
Me olvidé por un tiempo
de ese mundo que alcanzaba
a través del espejo,
de ese otro yo
que describía un puente
con palabras para estrechar
fronteras conmigo mismo.
Interludio impaciente,
ávido de imágenes y de ecos,
o tal vez miedo
a nuevos ojos hambrientos.
Pero al fin
marzo es una nube de mercurio
que me devuelve
entregado a tus brazos.
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