Exorcismo


     ¡¡Aléjate de mí, Satanás!!, aulló la muchacha, risueña, formando con sus dedos índices una cruz interpuesta ante el tentador bombón que su novio le ofrecía. Qué curioso: pronunció estas cuatro palabras exactamente un segundo antes de que el cuerpo de su amado entrase en combustión, justo dos segundos antes de que la sonrisa quedara congelada en sus labios.

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