A veces, tras el preludio de un escalofrío,
una inoportuna nostalgia la invade súbitamente
cuando se asoma a la ventana que da al futuro.
Siente saudade al pensar en los amigos aún presentes,
en los viajes nunca realizados, en los sueños por cumplir,
en los besos agazapados hasta ahora en labios remotos.
Recuerda vívidamente momentos que todavía no han sucedido,
extrañando geografías que esperan ser descubiertas,
cuerpos que habrá de estrechar a la vuelta de cualquier esquina.
Y así es como, con las pupilas anegadas de presagios,
puede ver lejos, mucho más allá del alcance de tu vista y de la mía,
hasta el lugar donde los oasis son algo más que espejismos.
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