Nº 4


       No necesito abogados, no tengo ningún reparo en confesarlo: fui yo quien los asesinó. ¡Por supuesto que no planeé aquella reunión entre compañeros! ¿Por qué clase de retorcido homicida me han tomado? Era nuestra tradicional cena antes de las vacaciones de Navidad. Yo simplemente me encontraba en el lugar apropiado en el momento justo y cuando reparé en ello no tuve más alternativa que aprovechar la oportunidad. No, no me resultó complicado urdir un plan improvisado. Vivo a un par de calles del restaurante y cuando, a los postres, el pesado del director comenzó su discurso, me escabullí como un ninja para pasar por casa y rescatar el arsénico del mueble donde guardamos el abono para los geranios. Entré y salí del piso sin mediar palabra con mi mujer, que permanecía frente a la pantalla del ordenador, inmersa en su rutina de pulsar F5 cada veinte segundos. Luego, de vuelta en el restaurante, solo tuve que pedir unas copas, verter con discreción en ellas una pequeña cantidad de aquellos polvitos mágicos y remover bien antes de ofrecérselas a los cinco comensales que tenía más próximos. He de confesar que me resultó algo penoso ver cómo resbalaban de sus sillas y se retorcían en el pegajoso suelo entre espumarajos y estertores. Echaré de menos especialmente a Emilio, tras haber trabajado codo con codo durante diez cursos y a Julia, que era una buena jefa de estudios, pero al fin y al cabo, son efectos colaterales y ya se sabe que para hacer una tortilla es necesario romper unos cuantos huevos. ¿Que si me arrepiento? En absoluto. Aquel sacrificio se vio recompensado cuando, unos días más tarde, desde mi celda, imaginé a mi esposa cruzando la puerta de su primer centro educativo. Por fin había bajado de la cuarta posición de la bolsa de aspirantes a interinos y había recibido la ansiada llamada de la Delegación de Educación que reclamaba su inmediata incorporación a su puesto de trabajo. Y todo gracias a mi heroica intervención. Y ahora, con el corazón en la mano, díganme, ¿realmente hay algo que se me pueda reprochar? ¿Acaso ustedes no habrían actuado exactamente igual en mi lugar?

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