De lluvia los zapatos,
de ansia de besos
los labios anegados.
Apetito nunca satisfecho
bajo lunas quebradizas
y rojas como el desarraigo.
Estratos de erosión constante
anulados
sin tiempo, sin ganas, sin luz,
se precipitan en avalancha.
La tormenta llega de madrugada
con la garganta seca
dispuesta a arrasar con todo.
Aquí eres sobre todo Miguel Hernández... aunque también un poquito Vallejo... y un poquito Neruda... ;)
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